Quince productos por menos de 15 euros; ¡ay, que me lo quitan de las manos!
Haciendo otra de mis investigaciones, he encontrado otro supermercado aún más barato y, lo mejor de todo, a unos tres minutos caminando desde casa (el de la estación está a unos 15). Además, como es habitual en Japón (quizá hasta alguien lo haya visto en algún anime, por ejemplo en Shinchan), cuando se acerca la hora del cierre rebajan los productos perecederos. Pude comprarme, por ejemplo, una bolsa de pan "Bimbo" por sólo 100 yenes o una bolsa con 5 ó 6 manzanas, bien majas, por sólo 298 yenes, que eso aquí es una ganga si digo que una sola manzana te la pueden vender a 200 yenes la pieza (y más).
Y cómo últimamente parece que el espejo se ha puesto en mi contra, me he propuesto un "buen propósito" (valga la redundancia y aunque ya hayamos pasado con creces el año nuevo; es que a veces soy un poco lenta): comer un poco más sano (os echaré de menos, patatas fritas y bollería industrial...) y hacer algo de ejercicio.El primer requisito ya está cumplido gracias al recién descubierto supermercado, así que tocaba pasar al segundo de ellos. Como la cosa no está para tirar la casa por la ventana, ayer decidí darme un paseo (de unas dos horitas) por el parque que está cerca de casa: el parque de Hikarigaoka. Me sorprendió lo grande que es, o al menos eso parece, y la cantidad de cosas que se pueden hacer: hay pistas de tenis, de frontón, un campo de baseball, pequeñas canchas para jugar al baloncesto, un campo de rugby (o fútbol americano, eso ya no lo sé), una pista para correr...
Y ésta es sólo la "parte deportiva" porque además hay muchos columpios para que jueguen los niños, zonas con mesitas de madera para ir a comer al aire libre o incluso hacer una barbacoa, espacios enormes de césped para tumbarte y relajarte, zonas "especiales" donde poder ver los árboles florecidos...
Para que la gente se haga una idea, es parecido al Parque del Retiro de Madrid pero creo que incluso un poco más grande y, según mi opinión, más bonito (además de que en éste no hay yonquis que eso, quieras que no, le puede quitar un poco de encanto al lugar). Así que esta mañana, aprovechando que hacía calor, me he enfundado unos (prestados) pantalones de chándal y he ido a correr un ratejo; pero sólo un ratejo, que tenía miedo que se me salieran los pulmones por la boca (recordemos que soy fumadora).
En fin, que voy a ser bastante asidua a este parque y más aún cuando en poco más de un mesecito llegará el florecimiento de los árboles de Sakura.
¡Hasta otro día!