27 de febrero de 2011

春になる

¡Buenas tardes!

Hoy ha tocado ser uno de esos domingos en el que lo único que haces es tocarte un poco las narices (sólo un poco, no hay que abusar). No obstante, esta semana no ha sido todo vaguear.

Ya estoy instalada del todo en el piso, ya me he acostumbrado al barrio como si llevara varios meses aquí en lugar de dos semanas. Así que, para hacerme totalmente una habitante más de Nerima como cualquier otra persona (dejemos de lado los rasgos físicos que me delatan como una completa guiri), he ido a investigar un poco el barrio.

Primero de todo, justo encima de una de las salidas de la estación de tren hay un centro comercial con tiendas de ropa, librería, supermercado y muchas más cosas, entre ellas el omnipresente McDonald's, que intentaremos evitar a toda costa.

En otra de las salidas hay varias tiendas más y, lo que más me gusta de todo, un Daiso. Para quien no sepa de qué estoy hablando, el Daiso es una especie de tienda como las que teníamos en España de veinte duros. Prácticamente todo (hablo a lo mejor de un 80%) está a 105 yenes: comida, utensilios para la cocina, productos de baño, detergentes y un largo etcétera. De momento el Daiso y yo nos llevamos muy pero que muy bien. Para muestra, un botón:

Quince productos por menos de 15 euros; ¡ay, que me lo quitan de las manos!

Haciendo otra de mis investigaciones, he encontrado otro supermercado aún más barato y, lo mejor de todo, a unos tres minutos caminando desde casa (el de la estación está a unos 15). Además, como es habitual en Japón (quizá hasta alguien lo haya visto en algún anime, por ejemplo en Shinchan), cuando se acerca la hora del cierre rebajan los productos perecederos. Pude comprarme, por ejemplo, una bolsa de pan "Bimbo" por sólo 100 yenes o una bolsa con 5 ó 6 manzanas, bien majas, por sólo 298 yenes, que eso aquí es una ganga si digo que una sola manzana te la pueden vender a 200 yenes la pieza (y más).

Y cómo últimamente parece que el espejo se ha puesto en mi contra, me he propuesto un "buen propósito" (valga la redundancia y aunque ya hayamos pasado con creces el año nuevo; es que a veces soy un poco lenta): comer un poco más sano (os echaré de menos, patatas fritas y bollería industrial...) y hacer algo de ejercicio.

El primer requisito ya está cumplido gracias al recién descubierto supermercado, así que tocaba pasar al segundo de ellos. Como la cosa no está para tirar la casa por la ventana, ayer decidí darme un paseo (de unas dos horitas) por el parque que está cerca de casa: el parque de Hikarigaoka. Me sorprendió lo grande que es, o al menos eso parece, y la cantidad de cosas que se pueden hacer: hay pistas de tenis, de frontón, un campo de baseball, pequeñas canchas para jugar al baloncesto, un campo de rugby (o fútbol americano, eso ya no lo sé), una pista para correr...

Ésta es la pista para correr, donde en el centro puedes jugar a fútbol o lo que quieras


Las pistas de frontón

Y ésta es sólo la "parte deportiva" porque además hay muchos columpios para que jueguen los niños, zonas con mesitas de madera para ir a comer al aire libre o incluso hacer una barbacoa, espacios enormes de césped para tumbarte y relajarte, zonas "especiales" donde poder ver los árboles florecidos...



Para que la gente se haga una idea, es parecido al Parque del Retiro de Madrid pero creo que incluso un poco más grande y, según mi opinión, más bonito (además de que en éste no hay yonquis que eso, quieras que no, le puede quitar un poco de encanto al lugar). Así que esta mañana, aprovechando que hacía calor, me he enfundado unos (prestados) pantalones de chándal y he ido a correr un ratejo; pero sólo un ratejo, que tenía miedo que se me salieran los pulmones por la boca (recordemos que soy fumadora).

En fin, que voy a ser bastante asidua a este parque y más aún cuando en poco más de un mesecito llegará el florecimiento de los árboles de Sakura.

¡Hasta otro día!

16 de febrero de 2011

De blanco

¡Buenas tardes!
Ya hacía un tiempo que no escribía ninguna entrada, así que ya iba siendo hora de hacer algo.

Este fin de semana pasado, como ya comenté, estaba de mudanza, así que he andado bastante liada. Aprovechando que el día 11 era fiesta (Día de la Fundación de Japón), decidí trasladar todas mis cosas durante esos tres días; menuda la hora en la que se me ocurrió... El viernes, que ya tenía pensado llevar las dos maletazas llenas hasta el nuevo piso, se pone a nevar. Tras hora y media, más o menos, de paseíto, la menda llegó con los brazos hechos polvo, calada hasta los huesos y con una mala hostia que no me aguantaba ni yo misma (por suerte, mi buena compañera de piso me ayudó con una de las maletas, así sólo tuve que hacer un viaje).

Al día siguiente, casi más de lo mismo: mochila con algunas cosas que me quedaban por llevar, bolso en un hombro y portátil en el otro. Segundo round: brazos y hombros aún hechos polvo, pero esta vez con un poco menos de mala leche.

El domingo, por suerte, ya sí fue el último día. Tenía que volver a la habitación para la inspección (que todo estuviera limpio y recogido, que no me llevara algo "prestado"...), así que el día anterior dejé un par de bolsas que no pude llevarme y no hacer el viaje en vano. Tercer round: cuerpo en general recuperándose y más contenta que unas pascuas porque me devolvieron todo el dinero de la fianza.

Conclusión final: no me vuelvo a mudar si no es estrictamente necesario; algo así como que la casa se caiga a trozos.

Y como novedad (nótese el tono irónico), ¡otro post sobre la nevada en Tôkyô! Se ve febrero es un mes en el que hace bastante frío y alguna que otra vez nieva, así que el tiempo no quiso darnos un respiro y aprovechó para soltar en pocos días toda la nieve que había ido acumulando.

Una es de Barcelona y no tiene muchas ocasiones de ver nieve en su ciudad, así que siempre me hace ilusión ver cómo nieva y cómo todo se vuelve blanco, entremezclándose con los colores de los árboles, el asfalto, las casas...


Al despertarme al día siguiente, aprovechando que hacía solecito, salí un poco antes de casa e hice unas cuantas fotos de camino a la estación.



Justo delante de casa y en la zona del barrio en la que estoy hay algunos campos de cultivo, que aparecieron totalmente cubiertos de una gruesa capa de nieve. Espero que no se hayan estropeado mucho los productos, que ya tengo ganas que los pongan a la venta para probarlos.

El templo del barrio (por la puerta que hay creo que es sintoísta) también apareció nevadito; anda que no se esmeraban los ¿monjes? en dejarlo todo bien limpito.


Muy bonito todo, de verdad, pero a ver si ya llega de una vez la primavera, que estoy harta de tanto frío.
¡Hasta otro día!

9 de febrero de 2011

Goodbye, my dear

¡Buenas noches!

Ya es un poco tarde, aún no he hecho los deberes y debería ir a acostarme pronto porque mañana me tengo que levantar temprano, pero no quería acabar esto sin despedirme adecuadamente.

Han sido sólo poco más de cuatro meses aquí pero ya me he hecho este lugar como "algo mío" y no me sentiría a gusto sin decir al menos un simple adiós. Así que, sin más rodeos, gracias por todo pero me vuelvo a España.






Naaaah, ¡que es broma! Dejad de dar saltos de alegría, ¡que no os libraréis tan fácilmente de mí! Me tendrán que echar de este país a patadas.

Simplemente quería escribir un pequeño post antes de mudarme a mi nuevo apartamento (bueno, digo "mi" pero en realidad es "nuestro"; no olvidemos que lo comparto :P), ya que tengo que dejar la casa antes de este domingo, así que voy a estar bastante liada. De momento ya tengo lista una maleta con algunas cositas y mañana la llevaré a su nuevo hogar, aunque creo que me harán falta dos o tres viajes más para poder llevarlo todo (¿tantos trastos he ido acumulando...?).

Había pensado en poner alguna foto de la habitación que dejo, así tipo "recuerdos inolvidables", pero está tan desordenada que hasta a mí me da vergüenza xD. Así que ya pondré alguna foto o vídeo del nuevo apartamento mientras todavía no dé vergüenza ajena.

Así que, sin más dilación, ¡hasta la semana que viene!

PD: Por cierto, si alguien quiere ayudarme con la mudanza, será bien recibido. (No cuela, ¿no...? xD)

1 de febrero de 2011

Misterios sin resolver

¡Buenas tardes!

Cuando te vas a vivir a otro país, o incluso a una ciudad de tu mismo país, hay algunas cosas que te sorprenden o te parecen curiosas, sobre todo si es un lugar como Japón. No voy a decir que Japón es completamente diferente a España porque no sería verdad, pero sí es cierto que hay algunas situaciones en las que se te despierta la curiosidad y te preguntas el por qué.

Como todo el mundo sabe (sino para eso está internet), Japón es el primer país en el que su población es la más longeva del mundo, donde incluso muchos ancianos sobrepasan los 100 años. Seguramente sea una mezcla entre buen clima, buena alimentación, etc. Además, por lo que he podido ver, la gente se mantiene muy activa; se puede ver a bastantes personas, que supuestamente ya se han jubilado, haciendo de voluntarios (recoger basura, ayudar a los críos a cruzar correctamente en los pasos de cebra cuando van a la escuela...) o regentando un pequeño negocio (la mayoría que he visto son de frutas y verduras).

Muy activos y muy saludables todos, a eso no voy a decir que no, pero lo que me llamó mucho la atención es la cantidad de ancianos con problemas de espalda. He visto ancianos andando por la calle completamente encorvados (formando un ángulo de 90º), que no sé ni cómo pueden caminar sin dificultades.


Foto sacada de Google

La primera vez que vi a uno pensé que sería un caso excepcional, pero a medida que pasaba el tiempo me fui fijando en que hay bastantes casos, comparándolo por ejemplo con España. Y es inevitable que al final me acabé preguntando el por qué: ¿será por algún tipo de gen que abunda más en la población japonesa?, ¿por déficit de alimentación durante la Segunda Guerra Mundial y la postguerra?, ¿por haber trabajado muy duro durante años en el campo y al final la espalda se ha acabado resintiendo...?

La verdad, no tengo ni idea y no sé si algún día acabaré encontrando la respuesta (si alguien lo sabe, que me lo diga xD), pero es una de esas curiosidades que te llaman mucho la atención.

¡Hasta otro día!