Ah, qué ganas tenía de volver a escribir una entrada sobre mi Barça. Desde que se supo por fin la fecha exacta en que se jugaría el partido, he estado esperando con ansias que llegara este día. La espera ha merecido totalmente la pena.
La cosa empezó a las 12 de la noche delante de Hachiko. No se sabía muy bien qué bares retransmitirían el partido así que probamos suerte con el Tasu Ichi, en Shibuya, y dimos en el blanco. Aún quedaban cinco horazas para que empezara el partido así que mientras tanto hicimos algo de tiempo tomando algo y luego dando una vueltecita. A las cinco de la madrugada ya estábamos como un clavo delante de la televisión.
Y el partido empezó. Como era lógico, los dos equipos saltaron al campo con sus mejores jugadores ya que, a parte de ser "El Clásico" por excelencia, se jugaban ser líderes. Todo el Camp Nou estaba abarrotado pese a ser lunes; prácticamente se llenaron los más de 99.000 asientos. Y por fin Iturralde dio el pitido de inicio.
No tardamos mucho en empezar a celebrar el primer gol de los blaugrana: a los 10 minutos de juego Xavi, con un control en el área con el que nos quedamos maravillados, encarriló el partido y puso el uno a cero en el marcador.
Desde el inicio se vio al Barça con el dominio casi total del balón y, sobre todo, disfrutando del juego. Así, sólo unos minutos después de Xavi, Pedro se sumó a la fiesta marcando el segundo gol casi a portería vacía tras un perfecto pase de Villa.
El Madrid parecía un simple espejismo de él mismo. No conseguía casi llegar a la portería de Valdés y, cuando lo hacía, el único jugador que estaba para recibir el balón era Cristiano, que no tuvo su mejor noche, ni futbolística ni personalmente.
Acabó la primera parte con el marcador dos a cero pero aún podían pasar muchas cosas en los 45 minutos restantes. Así, tras la charla que darían Guardiola y Mourinho a sus respectivos equipos, volvieron a saltar al campo; uno para seguir aumentando la diferencia en el marcador con el buen juego y el otro para intentar que la noche no acabara aún peor.
Poco duraron las ganas de los merengues de dar la vuelta al marcador, porque sólo a los diez minutos de empezar la segunda parte Villa se desquitó por todos los goles frustrados en partidos anteriores y marcó, no solo uno, sino dos golazos con solamente dos minutos de diferencia.
El partido ya estaba prácticamente resuelto y el Madrid, probablemente impotente y frustrado por haber jugado tan mal, empezó a calentarse y sacar sus armas de juego sucio. La primera fue de parte de Cristiano Ronaldo, aunque ya llevaba con los humos subidos desde el principio del partido: saque de banda del Madrid, Ronaldo va a buscar la pelota de manos de Guardiola y éste la echa a otro lado (cosa que tampoco está bien, eh); empujón a Pep y la tangana ya estaba liada. Malas palabras por parte de los dos equipos, empujones y Valdés que subió de la nada para recriminárselo a Cristiano. Ale, tarjetitas amarillas para cada uno.
Ya en el tiempo añadido Jeffren redondeó el marcador con un bonito cinco a cero.