30 de julio de 2012

Aún sigo viva

Cuatro meses sin publicar nada, es un pecado. Quizá hasta alguien se preguntaba si aún estaría con vida y, a no ser que esté en una peli de Amenábar sin haberme dado cuenta, aún sigo respirando.

Un año y diez meses que llevo aquí, se dice pronto. Pero lo que empezó un 28 de septiembre del 2010 se va a acabar el 12 de octubre de este año; el día de la hispanidad, irónicamente. Quizá no quería pensar en ello, pero parece que el sentimiento de "cuenta atrás" ya ha hecho mella en mí.

Poco más de dos meses me quedan en el país del sol naciente. He vivido "el" terremoto, por suerte no un tsunami, he podido ver con mis propios ojos el resultado de la devastación pero también el poder de la solidaridad humana. He conocido a mucha gente; algunos que se fueron igual que vinieron pero otros de los que me enorgullezco que me llamen "amiga" -incluso me gustaría que alguno me llamase algo más. He logrado sobrepasar la barrera del "konnichiwa" y el "arigatô" y ahora soy capaz hasta de hacerme entender en japonés; incluso ha mejorado bastante mi inglés. 

Muchas vivencias, muchas experiencias y recuerdos que me llevaré de vuelta a mi Barcelona. Pero aún queda tiempo para fabricar más recuerdos: un último viajecito de voluntaria a Tôhoku, otro a Osaka y uno más a Okinawa; poder enseñar a mi madre, que se merece más de un monumento, una pequeña parte de la ciudad en la que he estado viviendo casi dos años; hanabis (fuegos artificiales), matsuris (festivales)...

Dejar de lado lo trivial y concentrarse en lo bueno que queda.

¡Hasta otro día!