11 de diciembre de 2008

Recogiendo los frutos sembrados

¡Buenas tardes!

Como debería estar estudiando (ya me cansa esta frase) pero no me apetece, he decidido escribir algo por aquí ^^

Ayer fue otro día de prácticas en el hospital, y la verdad es que fue una noche muuuuuy tranquila. Vinieron pocos niños de urgencias, así que poco podíamos hacer salvo mirar las impolutas paredes de la sala... Está bien, de impolutas no tienen nada, pero quedaba bien decirlo.
Hasta ayer llevaba unos cuatro días sintiéndome algo mal, pero decidí ir igualmente a prácticas, porque sino me hubieran restado medio punto de la nota final; no es mucho, lo sé, pero a nadie le gusta que le resten puntos así porque sí.

Pues bien, yo me disponía a cargar una medicación para un niño y... ¡plaf! me pinché en un dedo, concretamente en el pulgar. No hubiera pasado nada si hubiera sido un pinchacito como cualquier otro, pero me clavé casi toda la aguja (más o menos 2 cm). Cogí una gasa para limpiarme, me empezó a entrar un calor sofocante y tuve que sentarme. Me dijeron que me puse pálida completamente, y si a eso le sumamos que ya de por sí yo no me encontraba bien, pues la mezcla fue un poco brusca.

Por suerte, y sin saber cómo ni porqué, a lo largo de la noche me fui encontrando mejor, hasta tal punto que ahora estoy completamente bien. ¿Habrá sido gracias al pinchazo...? ¿Tendría la aguja algún tipo de sustancia que me hizo sentir mejor...? Eso nunca lo sabremos xDD

Es un post un poco absurdo, lo reconozco, pero en mi vida no pasan cosas muy emocionantes que digamos xD Así que...

¡Hasta otro día!

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