11 de mayo de 2011

Sirvientas

¡Buenas tardes!


Como comentaba en la anterior entrada, mi último día de fiesta de la Golden Week lo iba a aprovechar hasta el final, y poco importaba que al día siguiente tuviera un examen de cinco lecciones y que aún no hubiera estudiado absolutamente nada (sí, suelo dejar las cosas hasta el último momento; así me va...).


Aprovechando que dos compañeros habían vuelto de España (creo que aquí la palabra que busco es flyjin), quedamos todos los de clase para ir al famoso barrio de Akihabara. ¿Y qué se puede hacer en este barrio?, os preguntaréis. Pues muchísimas cosas, obviamente, aunque esta zona es conocida más bien por ser el lugar de reunión de todo lo que te puedas imaginar en cuanto al mundo otaku se refiere. ¿Y cuál puede ser una de esas cosas que se puede hacer por ahí...? ¡Pues ir a un maid café!



Aquí el señor que nos atendió antes de entrar fue tan amable de sacarnos una fotillo con unos de los pósters que había fuera.

En clase siempre estábamos haciendo bromas de que montaríamos una cadena de maid cafés si nos tocaba la lotería y cosas por el estilo, así que no podíamos ni queríamos dejar pasar la oportunidad. No creo que fuera novedad ver a siete gaijins haciendo el "friki" en medio de Akihabara, aunque la gente del maid café sí que se quedó un poco extrañada.

Nada más entrar nos sentaron en la barra (podías escoger la barra o ir directamente a la especie de salón que tenían) y pedimos algo para beber, ya que tienes que hacer como mínimo una consumición, además de cobrarte un precio fijo por el simple hecho de entrar y estarte una hora (como mucho). A parte de tu consumición, había unos "menús" que podías escoger para hacer tu estancia un poco más agradable: bebida + juego + foto, bebida + regalito de despedida + foto...

Menos mal que ya había leído algo por internet sobre estos sitios, sino me hubiera quedado totalmente de piedra porque, al servirte la bebida, tienes que hacer una especie de bailecito al mismo ritmo que las "sirvientas". Dedos en forma de corazoncito, movimiento para la derecha, otro para la izquierda... Qué vergüenza pasé xD

Luego nos pasaron al salón junto con más gente, donde había varias mesas y un mini escenario donde se subieron las chicas. "Ahora tenéis que hacer lo mismo que hagamos nosotras, ¿de acuerdo? ¡Ánimo!". Otra coreografía sin pies ni cabeza que tenías que hacer para poder jugar al じゃんけんポン (jankenpon); vamos, el piedra-papel-tijeras de toda la vida. Y el regalito que ganabas era... ¡una foto con las dos chicas! ¡Yuhu!

En estos sitios está totalmente prohibido hacer fotos dentro del local, sólo ellos pueden sacarte una foto previo pago con una de las chicas (no, no son tontos), así que lo único que pude hacer es sacar una fotillo de "estrangis" con el móvil al acabar el juego (gilipollez, porque el obturador del iPhone hace ruido, pero bueno).


Hasta nos dieron a cada uno nuestros propios carnets de cliente, por si queríamos volver otra vez...


Experiencia divertida y única en la vida que al menos yo no me quería perder antes de irme de Japón. Y digo única porque dudo mucho que la vuelva a repetir...

¡Hasta otro día!

1 comentario:

EL TÍO CHIQUI dijo...

son sitios muy turbios...una y no más también para mí!

besos!