6 de enero de 2010

¡Bienvenido al 2010!

¡Buenas tardes!


Sé que ya es un poco tarde para hablar de la entrada del nuevo año, pero dicen que mejor tarde que nunca, ¿no?


Mi fin de año fue bastante light. Como al día siguiente tenía que entrar a trabajar a las 7h de la mañana y, por consiguiente, levantarme sobre las 5:45h, decidí no salir. Llegó la medianoche y yo ya tenía preparadas mis doce uvitas (las conté, por si acaso). Bajó el carrillón, sonaron los cuartos y prácticamente toda España se puso a comer uva tras uva hasta llegar a las doce. "¡Feliz año nuevo!" dijeron millones de personas a la vez. Otros tantos millones se pusieron manos a la obra para escribir millones de mensajes para así felicitar a sus seres queridos: ya tenemos la "tradicional" sobresaturación del sistema, nuestra amiga que sólo aparece el primer día del año.


Como en el cuento de la Cenicienta, mi carroza se convirtió en calabaza no a la medianoche sino a las 00:30h, hora en que ya se me empezaban a caer los párpados por culpa de la fuerza de la gravedad (y quizá también porque tenía sueño, quién sabe).


Y hoy es el gran día o, más bien dicho, la gran noche de esos tres seres que se cuelan, aún no se ha descubierto cómo, en las casas de los niños y de los no tan niños: ¡nuestros queridos Reyes Magos! Esta es una fecha donde la ilusión se reparte, sobre todo, entre las personitas a las que que aún no se les han caído los dientes de leche, pero también a aquéllas que ya tienen más que formada la dentadura, con sus muelas del juicio y todo.
Yo me incluiría en el grupo que ya tiene la dentadura completa, aunque mis muelas del juicio aún no han hecho su aparición (y que así siga), pero me sigue haciendo ilusión levantarme el día seis por la mañana y ver si sus majestades se han acordado de mí, aunque sólo sea para decirme buenos días.


Pero este año han sido incluso más generosos y se han pasado hoy por la tarde a mi casa. Les he invitado a un chocolate bien calentito y les he dado bollería de la mejor calidad; ¡que no les falte de nada! En un momento en el que me despisté y les quité el ojo de encima, desaparecieron sin dejar rastro. "Qué raro" me pregunté yo, pero cuando fui al comedor... ¡bum! Me di de bruces contra una caja de metro y medio de largo. "¿Qué será...? La abriré para ver qué hay dentro..."

Mis buenos Reyes Magos, gracias a sus amigos de Sony, me dejaron una televisión LCD de 32 pulgadas y una PlayStation 3, ¡qué generosos! Y anda que no me ha costado instalar la televisión. No soy una chica que se caracterice precisamente por su fuerza, así que subir ese trasto a pulso ha sido algo digno de ver. Bueno, y hay que puntualizar que el regalo va a pachas con mi madre, y también lo iría con mi gata si supiera manejar los mandos de la consola.



En fin, me despido por hoy, que aún tengo que bajar al súper a comprar algunas cositas, ducharme y luego... ¡a ver el partido del Barça en mi nueva tele! Que no me he olvidado que ya han empezado las competiciones después del parón navideño. No puedo comentar nada del partido que jugó el sábado contra el Villarreal porque no pude verlo, así que mañana ya comentaré el de hoy ^^



¡Acordaos de dejar los zapatos, eh!

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